miércoles, 8 de agosto de 2012

Los 3 cerditos y el lobo



Había tres gordos cerditos que vivían juntos en el bosque. Cada cual se encargó de construir su propia casa para vivir. El primero la  hizo de paja y de barro, de este modo tendría mucho más tiempo para jugar que era lo que más le gustaba. El segundo la hizo de madera y troncos, para terminar más rápido y ponerse a tocar la flauta que era lo que más le gustaba. El último de los cerditos, el más trabajador, se puso a hacer su casa con ladrillos porque sabía que una casa bien construida ningún lobo podría derribarla.
Pero en ese mismo  bosque vivía también un lobo que le gustaba mucho comer carne de cerdo. Ya se había devorado a  unas cuántas viejitas y ahora pretendía comerse también a los tres chanchos de nuestra historia. El lobo se disfrazó de viajero y se acercó a la casa del primero de los chanchitos. Cuando lo vio venir, ni lerdo ni perezoso se refugió en su casucha de paja y barro, pero el malvado lobo sopló y sopló hasta que logró derribarla. El chanchito asustado logro escapar y le pidió ayuda a su hermano cerdito, el que había constuido la casa con maderas y troncos.
Pero el lobo no estaba dispuesto a quedarse con las ganas, así que se acercó a la puerta y les dijo:
-Cerditos repugnantes, abranme la puerta que me los pienso comer de un bocado.
Los cerdos, seguros en la casa de madera, le contestaron al lobo que se vaya a comer peras que ellos ni ebrios iban a salir. Pero el lobo se enojó y se enojó y con tres soplidos tiró toda la casa abajo. A duras penas los dos chanchitos consiguieron escapar para refugiarse en la tercera casa, la de ladrillos.
Esta última casa era muy fuerte para que el lobo la destruyera. Así que los chanchitos se quedaron adentro y vivieron el resto de sus vidas riendose del lobro que murió de  hambre, ya que las peras no le caían bien al estómago. Muchós años después, cuando los tres cerditos estaban seguros de que ningún lobo se los comería un camión conducido por un ebrio se les metió adentro de la casa. Los tres cerditos murieron aplastados entre los escombros. 

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