sábado, 5 de noviembre de 2011

La ventana del Cielo


La ventana que Pedro había descubierto tenía una característica muy particular. En lugar de encontrarse en las paredes como toda ventana bien educada aparecía siempre arriba, muy arriba entre las nubes y las estrellas.
Pedro la buscaba siempre en los cielos donde aparecía repentinamente deslizándose como una cometa. A veces llegaba vestida de cortinas azules y estrelladas, otras prefería usar las cortinas naranja a cuadros.
¿Pero qué era lo que Pedro veía al otro lado de la ventana?
La ventana de los cielos solía mostrar el Mundo del Otro Lado. Ese al menos era el nombre que Pedro le daba a las cosas que se veían por allí.
El Mundo del Otro Lado era otro mundo, y en él todas las cosas eran posibles, incluso todavía existían aquellos animales, como los dinosaurios, que ya se consideraban extintos.
A Pedro le hubiese gustado alguna vez alcanzar esa ventana del cielo, pero en su casa no había una escalera lo suficientemente alta para poder llegar hasta allí. Cada noche, en compañía de su perro Limón se sentaba en el patio a esperar que la ventana apareciera y poder ver así, sin jamás alcanzar, las maravillas que tras sus marcos se sucedían.

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